Lo ideal sería tener una casa con un amplio patio donde tu perro pueda correr y jugar, pero muchas personas que viven en apartamentos también quieren tener un perro. En la ciudad, sobre todo, casi todo el mundo vive en un apartamento. No te debes negar el lujo de tener un perro si vives en un apartamento o piensas vivir en un apartamento, pero entiende que hay ciertas reglas a seguir.
Antes de adquirir el perro
Elige el perro adecuado.
No todos los perros pueden vivir en un apartamento. Una buena regla a seguir es no adquirir un perro de raza grande, y en muchos casos tampoco mediana, si tienes un apartamento pequeño. Claro, hay excepciones, depende mucho del tamaño del apartamento, también del tamaño y temperamento del perro. Hay perros enormes que solo quieren estar tumbados en el sofá y por lo tanto no requieren de mucho espacio. Sin embargo, incluso estos perros necesitarán hacer actividades y moverse dentro de la casa. Por eso un apartamento se le puede hacer chico al perro grande. Incluso hay perros pequeños que tienen mucha energía y necesitan espacio. Sea lo que sea, si vives o piensas vivir en un apartamento, adquirir un perro de raza pequeña te evitará complicaciones.
Antes de adquirir el apartamento
Asegúrate que los perros estén permitidos y lee tu contrato. Hoy día no es tan fácil tener un perro en un apartamento porque muchos caseros no lo permiten.
Esto se debe en parte a prejuicios y también a que algunos dueños no tan responsables no supieron educar a sus perros, ocasionaron discordia, ruído, quejas y posiblemente destrucción del espacio. Al final todos los perros y sus dueños terminan pagando por el error de algunos. Además, aunque compres un apartamento, en algunos casos no se te permitirá que tengas una mascota.
Es muy importante que leas tu contrato de arrendamiento o de compra. Muchas cosas se dicen pero no tienen valor si no están escritas. Sería tu palabra contra la de otros. Tu contrato debe incluir una cláusula sobre qué tipo de mascotas están permitidas, cuántas mascotas puedes o no puedes tener y cualquier otra cosa pertinente a tener una mascota, como reglas sobre llevar al perro con correa en el edificio o en el vecindario, ladridos excesivos u otro comportamiento que no será permitido y qué sucedería en caso de infringir estas reglas. Si no hay nada similar en tu contrato, pídele al casero o a la compañía que lo añada. Debes protegerte y a tu perro u otra mascota. Si no está en tu contrato, no estarás protegido.
Entiende la legislación sobre razas específicas
Cada comunidad, pueblo o ciudad tiene sus propias normas, algunas más estrictas que otras. La legislación contra razas específicas aplica a perros que según ciertas leyes, basadas en creencias, prejuicios y temores, más que hechos verídicos, son considerados peligrosos. Uno de los perros más discriminados por estas leyes es el pitbull, ya sea un perro mestizo o uno de pura raza. Tal vez en ese apartamento te permitan tener a un adorable shih tzu pero no un pitbull americano porque supuestamente es “peligroso”.
Aunque suelen no ser justas, si llevas a un perro de una raza que no está permitida, saldrás perdiendo y tu perro será el que más sufrirá. Además, aunque tengas un perro de un raza que sí está permitida, ¿de verdad quieres vivir en un sitio donde discriminen contra los animales?
Elige bien el apartamento y los muebles
Si vives en una planta alta, ¿tendrás tiempo suficiente para sacar al perro si necesita ir al baño? Igual este no es un problema si ya tienes un perro muy educado que sabe lo que puede morder y lo que no, pero si acabas de adquirir un cachorro tus muebles nuevos y hermosos podrían llegar a ser víctimas de una máquina hiperactiva que no sabe cuándo parar. Considera si de verdad necesitas esos muebles tan caros si deseas adquirir un perro y piensa en tener un apartamento en una planta baja.
Piensa en el espacio del apartamento
A veces no se puede vivir en un apartamento incluso con un chihuahua, la raza más pequeña del mundo. El perro necesita tener una jaula y otros artículos. Decide dónde los pondrás. Si tu apartamento es del tamaño de una caja de zapatos, tal vez sea mejor que adquieras un perro en el futuro cuando no se agobiarán el uno al otro.
Dale agua y comida
Es muy básico, pero es importante decirlo: el perro tiene que tener agua potable limpia y fresca siempre a su disposición. Además, es necesario que le demos de comer con una comida de alta calidad, que no contenga cereales ni subproductos, todas las veces que sea necesario dependiendo de su edad, salud y actividad diaria.
Para evitar que ensucie el suelo, en las tiendas de animales encontraremos unas especies de alfombrillas (similares a las que se venden en las tiendas de informática para el ratón del ordenador) sobre las cuales podemos poner el bebedero y el comedero. Son muy fáciles de limpiar y evitarán que el animal deje rastros de comida por donde no debe.
Adiéstralo desde temprana edad
El can necesita aprender una serie de cosas para poder vivir en sociedad. Por eso, hay que empezar cuanto antes a enseñarle, y qué mejor que hacerlo dentro de la vivienda donde no hay tantos estímulos como sí los hay en el exterior. Pero, ¿cómo hacerlo?
- Siempre hay que utilizar una misma palabra para cada orden. Por ejemplo, si queremos que se siente, diremos ”Sit” o ”Sienta”, o si queremos que se esté quieto, le diremos ”Quieto”.
- Hay que evitar pronunciar su nombre antes de la orden, ya que podría no respondernos. Es mejor decir ”Ven Kira”, que ”Kira ven”. ¿Por qué? Porque su nombre es una palabra que vamos a repetir mucho durante toda su vida, y debe de tener un significado neutro para él.
- Aprovecharemos los muebles para enseñarle cosas. Si hay algo que le encanta al peludo y que además le relaja mucho es olfatear. Por eso, podemos esconder golosinas entre los cojines o debajo de los muebles (siempre en una zona accesible), decirle ”Busca” y ver cómo disfruta.
- En el caso de que no queramos que se suba al sofá o a la cama, no hay que dejar hacérselo ni un sólo día. Cada vez que lo pillemos en alguno de estos muebles, lo haremos bajar señalando con el dedo el suelo y diciéndole ”Baja”. Si no hace caso, cogeremos una golosina que sepamos que le guste mucho, se lo colocaremos delante de su nariz y, a medida que el animal se vaya moviendo, iremos bajando el brazo de manera que la golosina quede en el suelo. Cuando finalmente el perro se haya bajado, se la daremos y aprovecharemos para acariciarle y decirle ”muy bien”.
- Nunca tenemos que pegarle ni maltratarle de ninguna manera. Si le gritamos, le pegamos o lo tratamos mal el perro va a vivir con miedo hacia nosotros, hacia su familia, lo cual significa que no va a vivir tranquilo. Va a ser un animal que puede ladrar por sentirse solo, que puede destrozar todo lo que encuentre en nuestra ausencia, que puede llegar a caer enfermo debido a la tensión y al estrés acumulado. Si vamos a tener un animal en estas condiciones, es mejor no tenerlo.
Para más información, recomendamos leer este artículo.
Enséñale a no hacer ruido
El perro se expresa con su lenguaje corporal, pero a veces también usará los ladridos y los gemidos. Es algo completamente natural para él, y sería muy cruel que le negáramos el derecho a expresarse de esa forma. De hecho, extirparle las cuerdas vocales está prohibido en países como España.
Lo que se tiene que hacer es enseñarle a ser feliz. Así difícilmente ladrará por las noches o cuando esté solo. Para ello, lo que debemos de procurar es de sacarlo a pasear todos los días y de dedicarle todo el tiempo posible.
Cástralo para evitar camadas no deseadas
La superpoblación de perros es un problema que está lejos de solucionarse. Son muchas las personas que quieren hacer criar a su perro y que luego no saben qué hacer con los cachorros. Muchos de estos pequeños acabarán en las calles o sacrificados en las perreras.
Para evitarlo, tenemos que llevar a castrar a nuestro perro cuando tenga una edad de seis meses si es hembra, o de siete meses si es macho.
No lo dejes fuera
El perro debe vivir con nosotros. Aunque tengamos un balcón o un patio, el can merece vivir en familia, con la familia. Si lo dejamos en el exterior todo el día, se va a sentir mal y podría hacerse daño.
Con estos consejos nuestros perros podrán vivir felices en un piso.
Enseñar a un cachorro a hacer sus necesidades en un lugar concreto: pasos básicos
1- SUPERVISIÓN: Hay que acompañar al cachorro al lugar donde queremos que orine o defeque con una frecuencia que se adapte a sus necesidades. Para no ser demasiado exigentes, debemos aplicar el siguiente principio:
Se ha estudiado que un cachorro es capaz de aguantar sin orinar o defecar un número de horas igual a los meses que tiene, más una. Eso quiere decir que, para un perro de dos meses, por ejemplo, deberíamos hacer la siguiente suma:
2 meses + 1h = 3 horas
Para uno de tres:
3 meses + 1h = 4 horas
Y así sucesivamente.
¡No podemos pedir un control voluntario total hasta que el perro tiene entre cinco y seis meses!
2. ANTICIPACIÓN: Además de llevarlo a orinar y defecar cada X horas, deberemos anticiparnos. El cachorro tendrá ganas de eliminar, sobre todo:
– Después de dormir
– Después de comer
– Después de jugar
Habrá que acompañarlo al lugar adecuado tras esas tres acciones.
La idea es intentar que el cachorro se “equivoque” y elimine donde no corresponde el menor número de veces posible. Hay que conseguir que casi siempre acierte porque, cuando lo haga, recibirá un premio y eso reforzará la conducta.
3. PREMIO: Cuando el cachorro elimine en el lugar apropiado, lo premiaremos. Hay que ser efusivos: felicitémosle con caricias y verbalmente y, si queremos, añadiendo un premio comestible indicado para cachorros.
4. POR LA NOCHE: Probablemente, el cachorro no podrá aguantar toda la noche sin eliminar, así que habrá que habilitar una zona restringida con papel de diario a la que pueda acceder mientras nosotros dormimos.
Si el animal duerme en la cocina, por ejemplo, colocaremos su cama, mantita, algún juguete y lo que queramos que tenga al alcance y cubriremos el resto del suelo con papel. Poco a poco, y a medida que el perro se acostumbre a usar el diario, iremos reduciendo la superficie cubierta de periódico.
Además, durante la noche será recomendable:
– Restringir el agua (siempre que nuestro veterinario no nos indique lo contrario).
– Darle de cenar al cachorro entre tres y cinco horas antes de ir a dormir.
5. OTRAS COSAS IMPORTANTES:
– Mantener una rutina: el cachorro tiene que poder preveer cuándo podrá orinar o defecar. Si le impedimos el acceso a la zona de papel de periódico, o si no lo acompañamos allí en los momentos de mayor probabilidad de eliminación, quizás opte por hacer sus necesidades en cualquier otro sitio.
– NO CASTIGAR: castigando, podríamos tener luego problemas de muchos tipos (que el cachorro nos coja miedo, que se acostumbre a responder al castigo con agresividad, que entienda que no puede orinar o defecar en nuestra presencia porque le vamos a reñir y, entonces, cuando salgamos con él a la calle tampoco quiera hacerlo si estamos delante…). En cualquier caso, el castigo no es necesario. Los cachorros aprenden rápido y sólo hay que tener un poco de paciencia.
– Nunca utilizar lejía y limpiar con detergentes no enzimáticos: la lejía es un detergente amoniacal (el orín contiene amoniaco) y los perros, al olerlo, pueden querer orinar encima. Si te interesa este tema no dejes de leer este artículo sobre cómo limpiar la orina de perro y eliminar el olor.
Bueno, espero haber dado algunas pautas que puedan serviros si tenéis un cachorro al que enseñar. Pensad que se necesita constancia y paciencia, pero siguiendo estos consejos aprenderá con facilidad.