Las estadísticas demuestran que un porcentaje muy elevado de los ataques de perros son hacia niños, aproximadamente hablamos de un 80% del total de los casos. No se tata de una cifra casual, existe una razón para ello.
En este artículo de ExpertoAnimal hablaremos de las principales causas de agresión de perros hacia niños, de cómo podemos evitar estas situaciones y de otros detalles que debemos tener en cuenta, sigue leyendo y descubre por qué los perros atacan a niños:
Errores en la comunicación
Por norma general los adultos deben supervisar siempre la interacción entre niños y perros, de no ser así existen muchas probabilidades de que una mala comunicación termine con una mordedura, que puede ser muy grave dependiendo del tamaño de perro.
Se tiende a confiar mucho en un perro que nunca antes ha mostrado señales de agresividad, no obstante, los perros hablan en un lenguaje corporal concreto que hasta las personas adultas pueden no saber interpretar, ¿qué ocurre entonces con los niños?
Ellos están experimentando aún las habilidades cognitivas (como la percepción, la atención o la memoria), las cuales no se desarrollarán completamente hasta los seis años, aproximadamente, lo que les hace especialmente vulnerables a errores de comprensión.
Antes de un ataque, el perro nos manda una serie de señales previas como pueden ser las señales de calma, mostrar los dientes o gruñir. Todo ello nos indica que el perro se siente incómodo, tanto como para atacar. Estas señales físicas son obvias para nosotros, pero no para los niños, los cuales creen que se trata de un juego.
Conductas negativas de los niños hacia los perros:
- Mirar fijamente
- Abalanzarse sobre el perro
- Tirar de la cola
- Tirar de las orejas
- Molestar
- No dejar descansar
- Gritarle
- Abrazarlo efusivamente
- Meter los dedos en sus cav >
Experiencias desagradables
Los niños suelen ser muy invasivos, algo que no todos los perros son capaces de comprender y respetar. Para ellos se trata de "seres pequeños" que gritan y que hasta pueden llegar a hacer daño. Es entonces cuando se empieza a producir una asociación negativa.
Si además de que el niño actúa de forma invasiva nosotros regañamos al perro por gruñirle, (recordemos que él intenta comunicar su incomodidad) estamos provocando un aprendizaje por asociación, también conocido como condicionamiento clásico. El perro empieza a relacionar al niño como algo desagradable e incluso como algo malo, aumentando sus niveles de estrés y hasta haciendo que intente huir, y en caso de que eso no sea posible, morder.
¿Cómo evitar el ataque de un perro a un niño?
Para prevenir las situaciones anteriormente mencionadas será fundamental estar presente siempre en la misma habitación cuando se encuentren juntos el niño y el perro. No importa si tenemos plena confianza en nuestro perro de 10 años, en ocasiones, un dedo en el ojo, problemas de edad (como la artrosis) o un momento de hiperexcitación pueden provocar una respuesta inesperada. Evitemos que pueda pasar algo supervisando las interacciones.
A partir de cierta edad, podemos empezar a explicarle a un niño que los perros pueden morder y hacer mucho daño, les enseñaremos a identificar las posturas de apaciguamiento como apartarse, girar la cabeza, relamerse y girar el cuerpo entero. Educando a nuestro pequeño lograremos que la convivencia sea muy positiva. También les enseñaremos a respetar sus juguetes, la comida o el sofá, recursos que pueden ser protegidos en algún momento por el perro.
¿Qué hacer si un perro gruñe o muerde a un niño?
La agresividad es un problema de conducta muy serio, especialmente si está enfocado a niños, en cuyo caso se convierte en un problema contra la salud pública. Debemos evitar totalmente el contacto entre perro y niño y la solución inmediata consistirá en buscar un hogar provisional al perro hasta que podamos acudir a un especialista.
Mantener en casa a un perro que gruñe o ataca a los niños puede derivar en una agresión severa, por lo que en ningún caso se recomienda hacer ningún tipo de terapia o tratamiento por nuestra cuenta, sin la supervisión del especialista.
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A mi perro no le gustan los niños
Esta expresión no es del todo correcta. Los perros no desarrollan porque sí un comportamiento de rechazo a los niños como tampoco es cierto que haya razas violentas por genética. Tampoco les tienen envidia como un hermano se lo puede llegar a tener a otro. No son caprichosos. Un peludo es dócil, bueno y cariñoso por naturaleza, solo acabará odiando a los niños si se le educa como tal.
Es un proceso de acción y reacción o, más bien, las consecuencias de aprender un comportamiento. Es como con el perro de Paulov, que ante un estímulo ha aprendido a reaccionar de una manera concreta. Hay tanto miedo de que un perrete pueda morder a un niño, que muchos PetLovers reaccionan exageradamente cuando se le acercan.
Si gritas a tu perro, le pegas, lo apartas o lo castigas en presencia de un pequeñín, lo que hará será relacionar a su presencia con la violencia, y acabará reaccionando mal. Es decir, para que la relación entre tu hijo y tu perro sea buena, no puede forjarse construyendo un muro de golpes y berridos entre ambos, porque le estarás dando la lección equivocada.
Mi perro gruñe a los niños
Si has adoptado un perro, y su anterior cuidador lo abandonó porque no le hacía caso tras nacer su hijo, el peludo también puede haber contraído ansiedad y estrés. Habrá ido muchas veces al lado de su antiguo amigo, pero solo habrá conseguido rechazo y repulsión hasta que ha sido apartado de su lado.
Esto ocurre más a menudo de lo que parece, por lo que puede que tenga este comportamiento antes de empezar a vivir contigo. Por eso te recomendamos que si tienes niños en casa, les preguntes a los responsables de la protectora en la que vas a adoptar qué tal es con los más pequeños. También se puede dar el caso contrario: que les tenga miedo justo por lo mismo, porque cada peludo responde de una manera diferente.
¿Qué hacer si tu perro ataca a tu hijo y le ladra?
Si tu perro ataca o quiere marcar a tu hijo, no hay nada que puedas hacer en tu casa, necesitas la ayuda de un etólogo profesional. En caso de que esta sea tu situación, ponte en contacto con nuestros expertos en comportamiento canino y te recomendaremos a un buen profesional de tu ciudad, pero no esperes demasiado ni tampoco a que esta actitud vaya a curarse por sí sola.
En caso de que no les muerda, que solo ladre o bufe, lo que tienes que intentar hacer es no ser tan duro con él cuando haya niños cerca. No puede interpretar que la presencia de críos signifique violencia, porque entonces él reaccionará igual. En muchas ocasiones, una reacción agresiva se da por puro estrés y ansiedad. Un peludo nervioso puede llegar hasta a hacerse daño a sí mismo, a no dormir, a dejar de comer y a comportarse con ladridos, bufidos y gruñidos. Si eres tú el que está descuidando su cariño y lo estás dedicando a otro sector de tu vida, también ladrará a niños.
Pero incluso en este caso, aunque solo avise de su ira sin tomar ninguna represalia, por tu seguridad, la suya y de los niños que te rodean, no te conformes en seguir algún trucos que leas por internet, en intentar que vuelva a sonreír, que haga más deporte o en jugar más con él. Este es el momento de acudir a profesionales para que lo reeduquen.
Si tienes cualquier duda sobre este tema, cuenta con nosotros, pero tómate estos ataques como una enfermedad que solo se puede curar con especialistas en sofocar esta agresividad contra los niños.
¿Te has quedado con dudas? Pregunta a nuestros veterinarios:
Introducción
El miedo puede ser una respuesta normal de adaptación esencial para la supervivencia, pero cuando se manifiesta de manera excesiva y repetitiva ante determinadas situaciones, se trata de un problema de comportamiento. El miedo puede manifestarse con signos de agresividad hacia otros animales o hacia personas. La agresividad por miedo es el segundo tipo de agresividad canina más común.
Los perros con esta agresividad suelen causar mordeduras importantes en aquellas situaciones en las que aparece un estímulo percibido como perjudicial. No obstante, estos perros no siempre muerden, sino que pueden gruñir o ladrar agresivamente. Circunstancias como el acercamiento de otros perros, personas o niños, tanto en zonas abiertas como en lugares específicos, o cierto tipo de ruidos pueden causar este tipo de agresividad. Los pacientes de las clínicas veterinarias tienen cierta predisposición a ser agresivos cuando son manipulados durante la práctica clínica a causa del miedo y de la ansiedad, pero según Reisner (2006), la mayoría de los perros que acuden a las clínicas de comportamiento animal suelen estar más motivados para morder por las mismas razones.
Los propietarios de perros con miedo frecuentemente intentan corregir o impedir la conducta agresiva mediante el uso del castigo, desafortunadamente esto sólo servirá para reforzar el problema y agravarlo. Así, los cachorros que han sido castigados físicamente tienen tendencia a desarrollar agresividad por miedo. Por otro lado, algunos perros que son agresivos por miedo son de forma natural ansiosos y miedosos y no necesariamente han tenido que tener malas experiencias. Un perro con un temperamento fácilmente excitable puede reaccionar mal ante una intrusión y empeorar si se siente acorralado, con poca posibilidad de huída. Es muy probable que muerda, especialmente si durante los últimos encuentros el hecho de morder ha motivado que el estímulo desaparezca (Landsberg et al., 2003). Estos animales, no necesariamente tienen que estar acorralados para ser agresivos, solamente el hecho de acercarse puede ser suficiente para intensificar su respuesta agresiva.
La agresividad por miedo también puede desarrollarse en familias con niños pequeños, debido a la gran actividad de estos niños, por sus movimientos inesperados y particular tono de voz, los cuales serán siempre un peligro potencial. Igualmente, los perros viejos que sufren problemas de salud (artritis, otitis crónicas. ) pueden ser especialmente peligrosos al intentar evitar que contacten con ellos.
Durante el tratamiento, es importante evitar cualquier situación que provoque el miedo en estos animales, debiendo aconsejar a los propietarios que actúen con la debida precaución, ya que los perros que son agresivos por miedo son especialmente peligrosos con aquellas personas y animales en cuya presencia exhiben esta respuesta. La resolución eficaz de estos casos requiere de una identificación precoz y evitación de todos los estímulos y situaciones que causan el miedo y de una intervención médica adecuada dirigida a disminuir la ansiedad asociada.
Caso clínico
Acude a la consulta Nerón, un perro de raza Bulldog Francés de 2 años de edad, sin castrar y de 14 kg. de peso. El paciente vive con tres adultos y un bebé de ocho meses de edad. Fue adquirido en una tienda de mascotas cuando tenía 10 semanas. Demostró un carácter nervioso desde los 5 meses de edad.
La familia vive en un piso de 70 m² en el área metropolitana. Todos los días se queda solo en casa durante 6 horas y tiene acceso a toda la vivienda. No tiene una gran actividad, ya que sale de paseo 3 veces por día durante un tiempo total de aproximadamente una hora. No dispone de juguetes por que los destruye y se excita mucho cuando los tiene. Come una vez al día, por las noches, un pienso de alta gama mezclado con un 5% de comida casera. Si le sobra comida, la tiene disponible durante todo el día hasta que la termina.
Recibió entrenamiento profesional por lo que conoce bien ciertas ordenes básicas como sentado, quieto y a no tirar. Nerón es cariñoso, nervioso, activo, juguetón, medianamente obediente y se excita mucho con los ruidos.
El principal motivo de la consulta a la Clínica del Comportamiento Animal es la agresividad que manifiesta hacia los niños, especialmente con el bebé de casa. Cuando este llora o emite algún sonido el perro suele ponerse muy nervioso, a lo que responde con gruñidos, intranquilidad y vocalización. Este comportamiento agresivo aparece frecuentemente cuando su dueña o los otros adultos se dirigen al bebé de casa o a cualquier otro niño fuera de casa. También responde con agresividad ante cualquier intento de contacto por parte de otros niños. Además, responde agresivamente cuando entra en contacto con otros perros durante los paseos, por ello evitan que se le acerquen.
Exploración física
La exploración física se le practicó por el veterinario remitente. Se realizaron analítica sanguínea y de orina. El examen físico y los resultados de las pruebas de laboratorio arrojaron valores normales por cuanto fue descartada cualquier alteración de índole orgánica.
En nuestra clínica, se realizó un estudio neurológico complementario y se solicitaron pruebas de función tiroidea (T4 yTSH), con el fin de descartar otras causas orgánicas que pudieran relacionarse con los signos clínicos observados. Igualmente realizamos un cuidadoso estudio de las respuestas relacionadas con situaciones de miedo y ansiedad en el paciente.
Diagnóstico y pronóstico
Utilizamos los datos conten > cesivas en estas situaciones. Por ello se diagnosticó un problema de agresividad por miedo a los niños y otros perros, con pronóstico reservado. La consideración del pronóstico se hizo tomando en cuenta que el blanco de las respuestas eran niños y principalmente el bebé de 8 meses de edad, por lo cual se trató de hacer entender a los propietarios que debían mantener en todo momento al bebé fuera del alcance de Nerón, ya que resultaba un riesgo importante.
Tratamiento
El tratamiento está enfocado a permitir que el perro se exponga a la situación que provoca el miedo sin manifestar las respuestas de agresividad relacionadas. Consistió en la puesta en marcha de técnicas de modificación de conducta, intervención sobre el entorno y tratamiento con psicotropos.
Modificación de conducta y del entorno
En primer lugar se propone un programa básico de educación, con el fin de incrementar el control del perro por parte del propietario, conseguir el respeto del animal y bajar el estado de ansiedad de Nerón. La duración de esta parte del tratamiento fue de 8 semanas.
El programa básico consistió en:
- Los propietarios debían ignorar cualquier conducta que por iniciativa de Nerón se produjese, para evitar proporcionar recompensa involuntaria cada vez que apareciese el comportamiento indeseable.
- Proporcionar las comidas tres veces al día.
- Incrementar el tiempo dedicado a los paseos.
- Inclusión de juegos con juguetes e interactivos con el dueño.
Igualmente, se recomendó el uso del bozal para garantizar la integridad del bebé dentro de casa y para evitar la intervención de los adultos ante gruñidos u otras manifestaciones de agresividad frente a niños y perros que conllevarían un reforzamiento de esas conductas. Para ello fue preciso enseñar a Nerón a tolerar el bozal mediante una técnica básica. Además se le indicó llevar a cabo un protocolo de relajación para enseñar al perro a relajarse antes de que se presentara la situación desencadenante del comportamiento agresivo.
En segundo lugar y una vez comprobado que los propietarios tenían un buen control sobre su perro, se comenzó con la terapia de modificación de conducta de desensibilización y contracondicionamiento frente a los niños y perros. La técnica consistió en la exposición gradual del paciente a la presencia de niños y perros, con bozal y controlando la distancia y el tiempo de exposición, para ir incrementando el tiempo y reduciendo la distancia a medida que Nerón fuera tolerando mejor esos estímulos perturbadores.
Evolución del caso
En el caso de los problemas de comportamiento el seguimiento es fundamental para analizar la evolución del caso. El alta médica se establece según la mejoría, la cual se evaluó comparando el estado de ansiedad que presentaba el perro en cada uno de los momentos en relación al estado inicial antes de comenzar con la terapia. Para determinar los progresos alcanzados con el tratamiento se analizó la conducta del perro a través de la información proporcionada por el propietario.
A los catorce días de haber comenzado la terapia (seguimiento 1º), el propietario informó que Nerón se mostraba más tolerante al llanto y a la presencia del bebé, sin embargo aún no tenían control sobre él, pues obedecía poco y en los paseos se le veía nervioso. Se recomienda seguir con el tratamiento tal como se había pautado.
Dos semanas más tarde (seguimiento 2º), Nerón sigue igual de nervioso, ni mejora ni empeora, sin embargo, no demuestra agresividad hacia los niños en general, por lo que sus dueños están muy motivados con la terapia ya que su principal problema parece controlado. Alprazolam debe ser retirado a las cuatro semanas de tratamiento para no tener el riesgo de la adicción y por no ser necesario ya su efecto ansiolítico, del cual se ocupa la fluoxetina. Por ello se decidió retirarTrankimazin® de forma gradual durante 12 días para no sobrecargar la terapia farmacológica.
A las ocho semanas de tratamiento, (seguimiento 3º), los propietarios están empezando a tener mayor control sobre Nerón, que se muestra menos ansioso en general. También manifestaron haber cumplido exactamente con las indicaciones del protocolo. Se decide comenzar con la terapia de modificación de conducta mediante la aplicación de la técnica de desensibilización.
En la semana 16 de la terapia, (seguimiento 4º), la familia entera está bastante contenta con el comportamiento del perro, manifiestan que no ha vuelto a ser agresivo y que se comporta muy bien en casa y durante los paseos, por lo cual se decide retirar paulatinamente la fluoxetina durante 12 días de disminución de dosis.
Un mes después de haberle retirado la medicación, (seguimiento 5º), la dueña informa que Nerón no ha vuelto a manifestar agresividad, sin embargo, ocasionalmente se le ve nervioso. Ante esta situación, se decide seguir de por vida con las indicaciones conducentes a reforzar el papel de líder de los propietarios, actuando sobre las comidas, juegos, paseos y demás recomendaciones enfocadas a enriquecer el entorno físico y social de Nerón.
Artículo escrito por Miguel Ibáñez Talegón y Bernadette Anzola Delgado, de la Clínica del Comportamiento Animal de la Universidad Complutense de Madrid.
Últimos Comentarios sobre este artículo (4)
Por carolina2203 el 26/11/2012 a las 05:17h
Tengo en casa a 2 perritas frensh a una la adopte a los 2 meses de edad, hace ya 4 anos rescatada
De la calle, al medio año adopte a la otra de un año de edad que también rescate de la calle.
Se llevaban muy bien y de ves en cuando peleaban.
La segunda de nombre bonita enfermo hace 2 meses y la operaron, por lo que la tuve separada de princesa (la primera en adoptar)
El veterinario ya la dio de alta y ahora no se como juntarlas porque se gruñen como si fueran desconocidas, se siente la tensión entre ambas.
¿Algún consejo para que estén juntas nuevamente y puedan convivir?
Por nazareth el 05/11/2012 a las 20:31h
Si muy bueno el articulo, pero no me queda muy claro como modificar la conducta, mi perro Alfredo Snhauser no permite que le corten el pelo muerde y aunque tenga bozal patalea y como tiene un Pin en una de sus patas me da miedo que se lastime, por eso anda horrible solo le logro cortar el pelo de la carita.
Por adimalaga el 03/01/2012 a las 19:44h
Gracias por el artículo, está muy completito y la orientación es buena. De hecho en casa tenemos una perra con dicho problema y es un trabajo constante.
Por silviawolfrodo0. el 03/01/2012 a las 19:38h
hola, yo necesito ayuda porque mi perro es mastin y vivo en un piso de 130m cuadrados y le tiene miedo al ascensor. se echa para atras y empieza a tirar para atras y se le dilatan las pupilas.
Wiki de respuesta
En primer lugar, no interpretes por qué ha sido. Ni el mayor experto del mundo podrá decirte exactamente porqué tu perro mordió a tu hijo, a menos que haga un estudio muy riguroso de ese caso en concreto, y probablemente no tenga nada que ver con algo tan abstracto como los celos.
Los humanos tenemos la manía de atribuir cualidades o capacidades que otros animales no tienen. No es que los perros sean tontos, es sólo que ellos tienen una forma de ser mucho más simple que la nuestra. Creo que es obvio para muchos.
Sobre qué deberías de hacer, primero, no te alarmes. Segundo, deberías observar qué hace tu hijo con el perro, e intentar averiguar con él qué pasó en el momento del ataque (y si eso realmente fue un ataque o lo interpretasteis mal) ¿Estaba el perro excitado? ¿Es un macho? ¿Está castrado?. En todo caso, si quisieras ayuda yo te recomendaría consultar con un educador canino que te ayudase a tratar el tema con cuidado.
Si buscas una solución rápida, un parcheo temporal: Algo básico que yo te recomendaría, sería que tu hijo le diese de comer al perro. Así mejoraría la relación que tienen. Y que estés siempre cerca cuando estén los dos juntos. No los separes sistemáticamente.
Si vas a realizar consultas sobre adiestramiento y quieres a tu perro, vigila con los adiestradores que hablen de jerarquías. Es posible que acabes maltratando al perro por un malentendido y que este acabe cogiendo tirria de verdad a tu hijo o atacándote a ti por algún castigo que le hagas. Sobretodo con temas de agresividad hay que vigilar mucho. La respuesta es encontrar un educador canino, no un adiestrador.
Para más información sobre el tema de la educación en positivo te dejo aquí un artículo que escribí hace poco: No castigues más a tu perro – Animales – Medium